RECREEMOS BOLIVIA Y EL MUNDO ENTERO CON SÓLIDOS CIMIENTOS DE REAL LIBERTAD, ARMONÍA, JUSTICIA Y PROSPERIDAD.
Después de 73 años de experimentos políticos de toda índole acaecidos en Bolivia con más sombras que luces, sin acabar con el mal radical que la estrangula, intoxica y consume como es el malhadado centralismo, mismo que subyuga a la ciudadanía en general desde hace dos penosos siglos, lo que resta de la desmembrada territorialidad del país aún no puede considerarse bien nacida, pues gestada con intereses mezquinos que trastornaron los ideales unificadores de las hazañas libertarias, se halla en permanente proceso de parto, cuyo real nacimiento aún no se ha producido adecuadamente.
Aislada del mundo a causa de infligida perversa mediterraneidad, y descartando el potencial aprovechamiento de su inmenso caudal hídrico que nos conduce hacia el Atlántico desde Santa Cruz, Beni y Pando; minimizando los cielos abiertos que habilita trasponer fronteras con la avanzada aeronavegación a causa de sostener absurdos monopolios de empresas estatales deficitarias, el fatal desgobierno de los recientes 20 años consumió ingentes fortunas en narcisistas extravagancias inservibles en lugar de establecer servicios terrestres, ferroviarios y aéreos modernos y eficientes que cubran los requerimientos unificadores de pueblos que requieren enriquecerse mediante la prudente explotación y adecuada industrialización de abundantes recursos naturales disponibles en todo el país.
Planteada la triste realidad como se presenta actualmente, urge recrear Bolivia en base a auténticos principios de libertad, moral, justicia, prosperidad y palpable armónica convivencia social, con amplio sentido de espiritualidad que garantice honestidad, eficiencia y felicidad para todos, sin exclusiones ni privilegios, y ante la ley una perfecta equidad, eliminando toda clase de fueros que hasta ahora amparan a generalizada corrupción y deplorable criminalidad.
DAVID SERRATE PÉREZ, CIUDADANO UNIVERSALISTA, CONSCIENTEMENTE LIBRE.
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