sábado, 19 de septiembre de 2009

EL AJEDREZ INICIÁTICO

EL AJEDREZ INICIÁTICO*
 * Un análisis referente al estudio del V. M. Samael Aun Weor sobre el tema del Ajedrez.

El prominente sabio y escritor del siglo XX recientemente pasado, Dr. Samael Aun Weor, al nacer en su bella tierra de Colombia fue registrado legalmente como Víctor Manuel Gómez Rodríguez, transcurriendo su niñez y juventud con las travesuras que son inherentes a esa etapa de la vida para cualquier mortal, aunque definitivamente señaladas de antemano para este venerable Maestro como fuera de serie, merced a varias circunstancias extraordinarias que le cupo experimentar en directa correspondencia de reciclaje a sus extraordinarias existencias pasadas. 
Inquieto e hiperactivo, buscó la verdad por doquier, adhiriéndose desde muy joven a variadas instituciones místicas en las cuales su presencia marcó hitos con participaciones siempre magistrales. Naturalmente que esta situación derivó también en antipatías e intrigas que lo persuadieron a salir muy temprano de estas organizaciones como también de su país. 
Imbuido de la pureza doctrinal rescatada de su inspirado gurú físico el Maestro “Huiracocha” quien a la vez fundó la moderna Gnosis al recibir su alta iniciación en Oruro, Bolivia, inyectándola con la riquísima tónica de la cultura Tiahuanakota, Samael emprendió positiva labor misional en gran parte de Latinoamérica, a finales de los años cincuenta, transmitiendo su revolucionario Mensaje acorde con la nueva era Acuaria, para luego establecerse en su muy querido México, instalándose con toda su familia en el Distrito Federal hasta sus postreros días terrenales, que concluyeron en Diciembre de 1.977. 
La selección hecha para quedarse en la cuna de las formidables civilizaciones Mayas y Aztecas, además de aproximarse a la fuente original de su inspiración, toda vez que el Dr. Arnoldo Krumm Heller (Huiracocha) se hallaba en México, fue debida a la espléndida variedad cultural precolombina que allí encontró y que sabiamente esquematizó con su escudriñador estilo para luego transmitirse luminosa y triunfante por el mundo entero mediante miles de renacidos discípulos, quienes por todos los continentes se han esmerado en desarrollar su íntima vocación o Auto-Gnosis. 
El Maestro Samael Aun Weor, además de valiosos aportes para la humanidad con su trascendental filosofía del “Despertar Consciencial”, basado en revolucionarios métodos de auto inducción psicológica a partir de la singular “Clave de Sol” : Sujeto, Objeto y Lugar, superando con creces la embrionaria aunque importantísima aportación de Karl Gustav Jung, investigó con verdadero ahínco y penetración ontológica muchas incógnitas existentes hasta entonces, sobre todo respecto a las ancestrales culturas iniciáticas habidas en la Tierra a través de los tiempos idos, dándoles por supuesto acertada solución mediante su inigualable enseñanza antropogenética, por lo que no es de extrañar que hasta hoy y con real fortuna, continúen abrevando de su inagotable venero los auténticos aspirantes del saber, desplegando enseguida alas espirituales propias al elevarse más allá del común denominador en el concierto de la especie humana. 
El actual momento lo encuentro oportuno para rescatar y entregar al dominio público, un sustancial extracto de uno de los variados como enjundiosos estudios que nos legara este singular filósofo, Maestre de Maestros, y es en el que se tratan algunos aspectos relacionados con el auténtico simbolismo del llamado juego de ajedrez, toda vez que tal resolución aclara la ingeniosa aplicación del deporte ciencia en las cuestiones simples y elementales del diario vivir, así como el trazado de todo un mapa guía para que se haga luz sobre las tinieblas, aún en los avatares más intrincados, insólitos e inverosímiles del “ajetreo” diario, disipándose de este modo el tortuoso imperio de la ignorancia interior, misma que arremete impetuosa contra la armonía social, amenazando su estabilidad y consistencia. 
Samael Aun Weor comienza de este modo su interpretación: “A primera vista, el ajedrez podría calificarse simplemente como un juego de habilidad y de cálculo estratégico mental, en el que algunas personas altamente ejercitadas consiguen reproducir miles de situaciones derivadas de múltiples partidas; pero, como tantas cuestiones en la vida, además del aspecto superficial, existe otro oculto y más profundo que suele presentarse a nosotros en forma simbólica y que, frecuentemente por desgracia, pasa desapercibido”. 
Refiere el investigador que para los atlantes, el ajedrez constituyó en verdad una alegoría del juego o tablero de la vida, permitiendo con su popularización la viable como segura transmisión perdurable del saber contenido en el arte iniciático, al cual no tenían acceso las grandes mayorías, y que por este medio, gracias al esfuerzo e ingenio de sus participantes, llegasen a su trascendental sustancia cuantos así merecieran este don. 
En el entendido que desde las Dimensiones Superiores, los Señores de la Llama que son Maestros Conscientes de la Humanidad Solar, de acuerdo a los Principios Inteligentes existentes en la Creación mueven las fuerzas mecánicas en los diferentes Universos creando y participando sin cesar en el teatro existencial, determinan secuencias en las que operan, por así decirlo, con cierto equilibrio la acción y reacción de ambas fichas del tablero, determinando hechos evolutivos o involutivos, en los cuales las personas dormidas resultan ser simples fichas sin voluntad ni decisión, situación que no es fatalmente irrevocable, toda vez que se presenta una salida salvadora hasta para el simple peón blanco que obtiene la corona triunfadora con auxilio de la sutil como poderosa Reina. 
“Entre todos estos Seres existen grados y grados, escalas y escalas. Cada grupo o familia, según su Rayo Particular, actúa sobre el Tablero de Ajedrez que, como ya dijimos, constituye la Vida Universal, ocupándose de variadísimas actividades. Por ejemplo, algunos de esos Seres, llamados Devas, dirigen los Departamentos elementales de la Naturaleza” 
“El hombre inteligente antepone la Consciencia a las impresiones y fundamenta, tras ello, su actuación bajo el perfecto equilibrio entre la mente, la emoción y el centro motor. Podemos notar que dichas cualidades resultan inherentes a todo buen ajedrecista. Cada uno de nuestros actos constituye una jugada. Debemos luchar para que ella no se realice en forma mecánica e inconsciente”. 
Respecto al tablero, Samael afirma que éste representa el entablado o escenario de la Vida Universal, representando con sus cuatro lados aquel Número Sagrado que iniciáticamente se conoce como Tetragramma y que es visible en las estaciones, los puntos cardinales y fundamentalmente en la naturaleza material del Ser compuesta de los cuerpos físico, vital, astral y mental. 
“El tablero consta de 8 filas y de 8 columnas. La intersección de unas y otras generan cuadros, casillas o más precisamente escaques; multiplicando los 8 cuadros que, en sus dos lados conforman el tablero, obtenemos el número 64; a su vez, sumado cabalísticamente el número resultante (6+4), obtenemos el Arcano 10 del Tarot” . 
Con referencia a las piezas que componen el ajedrez, Samael dice: “Cada participante cuenta en total 16 piezas. El número 16 corresponde a “La Fragilidad”, a la “Torre Fulminada” por el Rayo de la Justicia Cósmica. 
Según los cabalistas, esta es la Torre de la “confusión de las lenguas”. Ciertamente, sobre el Tablero, los “humanoides” no logran entenderse y forman la Humanidad mecánica, inconsciente, dormida. 
En otras palabras, constituyen la famosa Torre de Babel”. 
Comenzando por la pieza del Rey, Samael explica lo siguiente: “El Rey simboliza al Real Ser Interior de cada uno de nosotros, nuestra Estrella Interior. Su movimiento es libre, en todas las direcciones, hacia adelante o hacia atrás, pero sólo avanza una casilla; Como quiera que constituye la pieza principal del ajedrez, su pérdida supone la finalización de la partida. Esto acontece con el jaque mate”. 
Respecto a la Reina, Samael nos dice: “La Reina es la segunda pieza en importancia tras el Rey. No olvidemos el dicho que reza que, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. En el juego de ajedrez se presenta como la pieza más valiosa y versátil, pues sólo ella puede, en su bando, moverse ilimitadamente como cualquiera de las demás, exceptuando el caballo; es decir, puede avanzar tantas casillas como desee y en cualquier dirección, con la única restricción de no encontrar una pieza de su color, o rival, la que en caso de desearlo, puede capturar”. 
“No es de extrañar, por consiguiente, que, cuando un peón consigue llegar a la orilla del contrincante al permitirse el trueque por cualquiera de las piezas capturadas, la primera elección suela ser la dama. De hecho, la partida prácticamente está perdida, cuando el descuido del jugador ocasiona la pérdida de la dama”. 
“Al igual que el Rey y las demás piezas del juego, la Reina también tiene dos aspectos: el blanco y el negro. En su aspecto positivo o blanco, ella es la Divina Madre Kundalini con sus cinco formas, ya simbolizada por los hindúes con la Vaca Sagrada de cinco patas. Ella es María, Ram-Io o Tonanzín. Es el aspecto femenino de Dios (Dios-Madre), o sea, una parte de nuestro propio Ser, pero derivado”. “Siempre ha existido y existirá una cruenta lucha entre la Reina Blanca y la Reina Negra, disputándose a sus hijos, es decir, a la Humanidad; también representa a la Naturaleza. Cuando la persona quiere trabajar, ayuda como también esclaviza”. 
Refiriéndose al alfil, explica Samael lo siguiente: “El Alfil es, a la vez, la Lanza Sagrada de los antiguos Misterios, el Phalo, el Sexo, el Edén. Su función juega un destacable papel en numerosas leyendas orientales como instrumento maravilloso de salvación. La liberación únicamente se alcanza al ser sabiamente blandida la lanza por el Alma que anhela. Esto permite reducir a polvareda cósmica todas esas entidades cavernarias que constituyen el “mí mismo”. 
“Por tanto, el Alfil, representativo del carácter fálico, es el símbolo del poder sexual (viril). El Alfil puede avanzar o retroceder tantos escaques como desee, pero siempre en diagonal y sin salirse de su color”. “Debemos observar cómo esta pieza, al moverse en diagonal, forma “equis”. Esto nos recuerda precisamente a la Cruz de San Andrés. El extraordinario suplicio de Andrés, lleno de enigmas y portentos, hizo muy célebre la Cruz en Equis, sobre la cual, en forma despiadada, ataron sus miembros separados”. 
“Evidentemente, todo lo anterior se refiriere al Alfil Blanco, al Phalo utilizado en forma positiva para lograr la Castidad Científica mediante la transmutación alquímica. No resulta difícil entender que su antítesis, el Alfil Negro representa la fornicación, la fuerza viril utilizada para el erotismo malsano, etc.” Sobre la pieza del caballo nos dice Samael: “La etimología del término nos rememora al ideal del caballero cristiano, plasmado en el personaje del caballero medieval o al fenómeno de la caballería de dicha época. 
El Caballo se mueve sobre el Tablero, en forma de “L”. Esto nos recuerda a la Ley, simbolizada, entre los mahometanos, por un caballo. Sólo esta pieza puede saltar sobre las demás, sin importar su color. El Caballo del juego de ajedrez singularmente nos invita a pensar en el Centauro mitológico y en la Constelación de Sagitario”. 
“Realmente, el “humanoide intelectual” es todavía algo no logrado, y por eso se desencadenan, dentro de sí, terribles luchas entre la parte animalesca y su parte verdaderamente humana. El “animal intelectual” es como un Centauro que debe lanzar la flecha de su anhelo, o sea, de sus Ansias de Ser, hacia el Sol Interior o su Real Ser, para volverse a Religar con Él”. 
“La flecha constituye un símbolo de la fuerza de Eros. 
Por otro lado, el arco templado representa a las tres fuerzas: Padre, Hijo y Espíritu Santo que debe utilizar todo neófito para llegar a la liberación interior. 
El Caballo, simultáneamente, alegoriza la osadía, el valor, la valentía, la amistad, la inteligencia y otros atributos de la Consciencia. 
“Sin embargo, para lograr lo anterior, resulta altamente necesario eliminar los opuestos de las mencionadas virtudes, traducidas por el Caballo Negro. 
Recordemos, por ejemplo, que, en el esoterismo del toreo, el Caballo simboliza el cuerpo físico aún no domado y sobre el cual va el neófito, dispuesto a “picar” con la Lanza a la “Bestia Bramadora”, es decir, al ego animal”. 
Respecto a la torre ya Samael nos clarifica la importancia del despertar insinuado por esta pieza que invita a la observación y a mantenerse en estado de alerta, situación que debe ser asumida disciplinadamente por el aspirante serio. 
“Sin el sentido de la auto-observación psicológica, el triunfo en el Tablero de la Vida, resulta radicalmente imposible. No olvidemos que toda auténtica auto-psicología, tiene tres aspectos fundamentales: auto-observación, auto-exploración y eliminación”. 
“Desde luego, la Torre (roca) está cimentada sobre la Piedra Cúbica de Jesod, sobre el sexo, ya que el trabajo de la muerte mística no se puede realizar, cabalmente, sin la ayuda del Tercer Logos, o sea, de la energía creadora. 
También nos recuerda la torre a las dos columnas que están a la entrada de todo templo. Así pues, en estado de alerta, como el vigía en época de guerra, el neófito desde su propia torre, (su cerebro, su cabeza), aprende a transformar las impresiones. 
Así se evita que la mente realice su acostumbrado procesamiento de datos, al anteponer la Consciencia entre la Torre y las impresiones que le vienen de todos los lados del Tablero”. 
“La torre sólo está construida cuando hemos desarrollado el Fuego Solar dentro de nosotros mismos. En esas condiciones, el Hijo del Hijo (el Segundo Logos, el Chrestos) puede penetrar en nosotros para parlar el verbo de Oro del Primer Instante”. 
“En conclusión, sobre el Tablero de la Existencia, los Iniciados deben levantar su Torre de Fuego, si es que anhelan que el Magnesio Interior de la Alquimia, el Cristo Íntimo, nazca de su propio pesebre”. Respecto a los peones del ajedrez, Samael los identifica, en correspondencia con la Iniciación, a los neófitos o aprendices, aspirantes a convertirse en Seres Conscientes de la Humanidad Solar, pudiendo algún día liberarse de las ataduras materiales que transcurren entre el par de opuestos de la existencia. “El peón presenta movimientos muy limitados: sólo puede avanzar hacia adelante, en línea recta, de casilla en casilla. Cuando se mueve por primera vez puede avanzar dos escaques. 
Como se indicó anteriormente, cuando el peón logra llegar hasta la octava hilera puede recuperar cualquiera de las piezas capturadas de su bando”. “El peón blanco representa a la Esencia luchando, con la ayuda del Rey, de la Reina, del Alfil y de la Torre Blanca, contra las fuerzas que se oponen a su desarrollo”. 
“El peón negro simboliza a las fuerzas del Ego, a esos “elementos inhumanos”, siniestros, que en su conjunto forman el “Yo”, el “mí mismo”. No representa otra cosa que la sombra tenebrosa de nuestro Rey que jamás pecó”. “Cuando un peón blanco es devorado, a causa de una “mala jugada”, significa que la víctima ha sido engañada por el Ego. 
Esta situación, desafortunadamente, resulta muy común sobre el Tablero de la Vida”. “Los 8 “peones” también son “Pentalfas” invertidas, hasta tanto no logren despertar Consciencia y fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. 
El número 8 es el número de las “Pruebas de Job”, es un signo de dolor, de sufrimiento”. “Los 8 peones representan, además, a las 8 virtudes de nuestra Madre Divina Kundalini, a los que nosotros debemos limpiar su negrura hasta volverlos blancos, como condición indispensable para que nuestra RAM IO se manifieste a nosotros”. 
En resumen, y luego de analizar la valiosa interpretación que nos brinda el Maestro Samael Aun Weor, aún en este apretado extracto, respecto al ajedrez y su innegable correspondencia o similitud con lo que se debe llevar a cabo en el ajetreo existencial, se simplifica entender las diferentes manifestaciones de fuerzas oscuras hoy actuantes en la Tierra queriendo imponer por la fuerza los aspectos más bajos de la naturaleza animal creando por doquier caos, confusión, terror, guerras y muerte, pero también se puede advertir que dichas anómalas situaciones son ráfagas pasajeras, hasta cierto punto admisibles, pero que cuando sobrepasan sus impúdicas tropelías como ocurre actualmente con el despliegue masivo de grosero poder y atropello bestial, es de esperarse que se hallen muy próximas las conscientes movidas de las piezas blancas actuando con Amor y Sabiduría para vencer luminosamente sobre todas las tinieblas representadas por las fichas siniestras. 
A diferencia de las fichas negras que buscan el triunfo de las cosas materiales sin importar los métodos empleados, o que el “fin” justifique cualquier barrabasada racional o artificiosamente justificable, o que por la torta a repartirse muchos elementos tenebrosos participen en el festejo del botín supuestamente logrado, debe tenerse presente que la Justicia Divina interviene más temprano que tarde, poniendo las cosas en su lugar, pues si por ley de contrastes la oscuridad sirve de escenario para que se pueda admirar la plenitud luminosa, cerca se halla la alborada de un nuevo amanecer para la humanidad, luego que la condición animal haya sido transformada de la psiquis degenerada del hombre, dando paso al advenimiento de una general elevación espiritual que permitirá al fin gozar en la Tierra de esa Paz y Armonía que nos reconozca a todos como hermanos, sin diferencias de ninguna clase, incluyendo a las especies de los demás reinos de la Creación, conformando una gran fraternidad universal. 

DAVID SERRATE PÉREZ ARKAOM ZANONI PHIDLUZ M. K. EL TAWA MANÚ .:.